lunes, 16 de febrero de 2009

¡Tres elementos para la humanización en el presente!



"Gentes nuevas creadoras de la historia, gentes nuevas transformadoras de una nueva humanidad..." (Anónimo)


Resumen

Las reflexiones obtenidas de las dos lecturas realizadas sobre “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro” de Edgar Morín y “El plagio en el trabajo Científico” de Raúl Rojas Soriano, se enmarcan en la aplicación de sus conceptos en el contexto actual. El énfasis recae en su relación con la antropoética, la perspectiva de la complejidad y comprensión humana, concepto de humanidad, los factores que dañan su esencia, como los problemas éticos en el campo científico, entre otros. Así también la manera en que estos elementos convergen e impactan en la globalización de la dignidad humana. Para ello, se consideran tres elementos, que para esta discusión son fundamentales: La comprensión, la tolerancia y a la apertura subjetiva (empatía).

Introducción

Morín Edgar (1999) establece que “la antropoética conlleva la esperanza de lograr la humanidad como conciencia y ciudadanía planetaria. Comprende, por consiguiente, como toda ética, una aspiración y una voluntad, pero también una apuesta a lo incierto. Ella es conciencia individual más allá de la individualidad”. En otras palabras, a pesar que es una época de revolución tecnológica y científica no hay que perder la esencia del ser humano, aquella implícita en la moral, valores y ética, en la que se busca promover una conciencia colectiva para establecer mejores prácticas de convivencia. Podría decirse también que es una especie de “globalización de la dignidad humana”, una actitud opuesta ante una realidad que promueve el individualismo y un darwinismo social, pero que dentro de sus mismas singularidades y pluralidades (de una sociedad) pueden conjugarse para lograr una totalidad que “reconquiste” la sensibilidad ante las necesidades propias del ser humano. Es un planteamiento de humanización soñado por muchos pero practicado por pocos, debido a la variedad y complejidad determinada por las cosmovisiones de los individuos y las sociedades. Es por eso que el planteamiento de (Morín, 1999) me invita a pensar con un juego de palabras sobre esta condición ¿quién a afecta a qué? o el ¿qué afecta a quién? Es decir, la dicotomía de poder del individuo-sociedad se vuelve presente, en la medida en que el fenómeno de la complejidad de la naturaleza biológica, psíquica, espiritual, y social de los personas se hace presente y el consenso del tipo de ética que se debería adoptar como género humano estará determinada por factores culturales. Así como lo menciona Torres Luis (2009) “El ser humano, sus creencias, la cultura y la misma sociedad poseen características muy especiales. Se dicen que son sistemas muy complejos. Un ser humano es, a la vez, un producto de la evolución biológica y de la evolución cultural efectuada entre la interacción de otros seres.”

¿Será posible una nueva conciencia humanizadora?

Es un gran reto en este sistema tan complejo, porque esta interacción se ve muchas veces dañada desde el mismo momento en que una “cultura” desea prevalecer más que la otra, o simplemente un ser humano se siente superior por diversos motivos ante otro individuo. Pero es en ese punto donde el discurso de (Morín, 1999) invita a que prevalezca la comprensión, tolerancia y la apertura subjetiva (empatía) hacia los demás, pero en lo particular añado a que deben asumirse con la respectiva claridad sobre lo que implica y los límites que dichos conceptos conllevan. Pues muchas veces se pueden mal interpretar hasta el extremo de permitir agraviantes, justificadas por las libertades individuales o soberanía de los pueblos. Y para explicar mi punto, retomaré un tema controversial como la pena de muerte.
Dicho tema esta basado en concepciones religiosas, políticas o judiciales de un contexto determinado, por ejemplo: Estados Unidos, Guatemala y algunos países del caribe, mantienen la muerte como un mecanismo de castigo por actos criminales, en Europa la mayoría países ya la abolieron, en Asia y África están permitidas en democracias como Japón, India o Zambia. En algunos países orientales aún se mantiene dicha pena por adulterio, sodomía y apostasía e incluso por casos absurdos que no deberían transcender a esos extremos, como es el de un ejecutivo empresarial de Corea de Norte quien fue ejecutado por hacer llamadas telefónicas al extranjero.
Pues de manera paradójica, los elementos que conciernen a la práctica de la pena de muerte afectan las condiciones de dignidad de todo ser vivo, pensante, y sujeto de deberes y derechos. Porque al aplicarse, se contradice con varios artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948-1998) y por mencionar algunos me refiero a la los artículos 1, 2, 3 y 5:

Artículo 1: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

Artículo 2: Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.
Artículo 3: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

Artículo 5: Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.

Con lo expuesto anteriormente queda claro que el famoso consenso, es decir la Declaración Universal de Derechos Humanos queda nula, y la relación entre individuo-sociedad se pugnan el poder una con la otra. Por eso de nuevo cuestiono ¿Es posible que se manifieste la comprensión, la tolerancia y apertura subjetiva (empatía) ante este tipo de coyuntura? Porque frente a esa realidad pareciese que son inútiles los ideales y valores humanos, y que las voluntades se vuelven relativas e imposibles de conjugar para buscar una globalidad menos destructiva y más esperanzadora.

No obstante, esto no debe traducirse a que un delito o un acto criminal deben quedar sin castigo ¿Pero hasta qué punto? ¿Será posible que una victima de un delito tenga la capacidad de comprender a su victimario, es decir tener empatía, identificación, y proyección como lo propone (Morín, 1999), además creer que éste puede transformarse y redimirse? Este cuestionamiento se relaciona con la premisa del autor sobre “la comprensión hacia los demás necesita la conciencia de la complejidad humana” pues al parafrasear su postura, para él este tipo de situaciones nos permiten aprender lecciones importantes en la vida: “la compasión por el sufrimiento de los humillados y la comprensión,” Morín (1999).

Esta relación tripartita (comprensión-tolerancia-apertura subjetiva), me hizo recordar mi experiencia laboral en una Organización No Gubernamental encargada de realizar trabajo comunitario con jóvenes de alto riesgo. En dicho trabajo, tuve la oportunidad de visitar recintos carcelarios en El Salvador, y relacionarme con algunas personas con antecedentes de violencia y criminalidad; aunque no siempre eran jóvenes con dichas prácticas. Pero en ese tiempo, pude observar un lado más “humano de los criminales”, lo cual cambió mi percepción sobre aquellos que tenían un pasado oscuro, y pude conocer sus contextos, y la causa de sus conductas destructivas. Algunos de ellos, habían recapacitado sobre sus acciones pasadas, estaban aprendiendo a establecer nuevos patrones de conducta y buscaban la manera de reintegrarse en la sociedad luego de cumplir sentencias carcelarias. Sin embargo, por sus antecedentes no se podía tener la confianza total en que no cometerían delitos menores como robarse papelería, cámaras fotográficas, entre otros recursos de la Organización.

En general, era una experiencia difícil porque por un lado era necesario comprenderlos por su pasado, y la misión de dicha ONG era brindarles oportunidades para su transformación y su propio desarrollo, por lo que se toleraba algunas de sus costumbres que no eran tan significativas en su proceso de inserción, como la expresión de palabras soeces y vulgares en su hablar cotidiano, o su poca capacidad de expresión de ideas o emociones cuando se intentaba establecer dialogo con ellos. No obstante, se establecían reglas de comportamiento y cuando no las cumplían, se tenía que tomar medidas ya sea llamados de atención o de suspensión de apoyo. Estas últimas, eran en casos extremos cuando se interfería con los recursos y los objetivos del proyecto. Y por otra parte, siempre se les daban nuevas oportunidades a pesar de sus equivocaciones, lo que a veces se convertía en un círculo vicioso. Por consiguiente, el equipo coordinador de proyectos que laboraba en la organización debía discutir los casos y tomar decisiones según la situación. Lamentablemente, de 50 jóvenes involucrados en actividades de desarrollo solo pude constatar que por lo menos dos jóvenes adquirieron una verdadera conciencia y compromiso para transformar su propia realidad, a pesar de la discriminación social e institucional (Estatal) que este tipo de personas deben enfrentar. Aunque el resultado final no era lo esperado, porque esto es un proceso a largo plazo, en varias ocasiones esas dos personas influyeron en otros para valorar la vida, y comprometerse a ser como dice una canción religiosa con autor anónimo: "Gentes nuevas creadoras de la historia, gentes nuevas transformadoras de una nueva humanidad...".

Una humanidad con una ética comunitaria, con propósitos globalizadores de su propia dignidad, depurando los intereses egoístas y banales. En la cual como seres vivos dotados de razón, y con conocimiento de sus fragilidades, necesidades y deseos seamos capaces de llevar a la praxis los ideales fundamentales que promoverían sociedades más armoniosas. Por consiguiente, si es posible crear conciencia, o generar un cambio desde una voluntad individual hacia una visión colectiva. Quizá su impacto a lo mejor sea imperceptible con relación a los grandes problemas mundiales, pero mientras más personas se apropien de su sensibilidad humana; la comprensión, la tolerancia y la empatía serán ingredientes de la vida cotidiana de una buena parte de la humanidad.

De los factores que obstaculizan la esencia humanista, a una propuesta que las libere.

No obstante, dirán algunos, la destrucción ya es tan evidente e innegable que a veces parece que no existe marcha atrás, pues como lo explica, Morín (1999) “La humanidad ha dejado de ser una noción abstracta: es una realidad vital amenazada de muerte por primera vez”, puesto que tanta violencia, autodestrucción, e indiferencia hacia la comunidad que nos rodea nos esta separando de nuestra verdadera esencia. En el mundo físico, esta situación se traduce en las condiciones de extrema de pobreza, la contaminación, y destrucción ambiental o los asesinatos y barbaries; inclusive trasciende al mundo de las ideas y actitudes, aunque a veces están presentes de manera tan sutil que pasan desapercibidas en nuestras sociedades; como es el plagio académico y el ejercicio profesional con escaso apego a los códigos deontológicos.

Por discutir un caso, en el plagio del trabajo científico, el problema no solo afecta a los derechos de autor, sino también los objetivos y comunidades para quienes están dirigidos los resultados del trabajo científico. Por ejemplo, en un proceso de investigación social en la que se cometa plagio académico y manipulación de información; al autor original de conceptos o teorías se le quita el reconocimiento a su trabajo, perjudica los objetivos de la investigación porque le resta credibilidad al estudio, y los resultados del mismo pueden estar viciados por lo tanto; la comunidad pierde los beneficios que la investigación podría ofrecer para conocer o corregir un problema de “x “realidad o en el mejor de los casos elementos para apropiarse de una conciencia más humanista.

Para Rojas Raúl (1992) el plagio en el trabajo científico se origina porque “La falta de una verdadera formación como científicos conduce a muchos individuos a apropiarse de ideas, información o aportaciones de diversos autores sin citar a éstos ni mencionar el nombre del título del libro o artículo correspondiente.”

En lo particular considero que el problema va más ella de una determinada formación, debido a que el plagio y las conductas antiéticas son el resultado de una aprendizaje, un modelo de conducta que esta arraigado desde la niñez. En la cual los diversos agentes socializadores del individuo como la familia, la escuela, los medios de comunicación, la iglesia, entre otros, fueron ineficaces en su labor de comunicar y educar a un individuo con una visión moral y ética de su entorno.


Y es ahí la importancia de ajustarse a pensamientos como la de Magallón Mario (2006) en la que expresa:
La educación y la ética “frente a los numerosos desafíos del porvenir” se constituyen en instrumentos inseparables y necesarios para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de paz, libertad, justicia social, equidad, democracia, igualdad y solidaridad.
La educación a través de la palabra y el diálogo, debe ser el espacio transformador del mundo desigual e injusto, desde la práctica educativa en el accionar del sujeto, ávido de adquirir y producir conocimientos compartidos y socializados. Esto es asumir la responsabilidad personal de pensar, valorar, dialogar y actuar en el contexto educativo y social
A lo mejor este planteamiento no tiene una percepción innovadora, pero si es una propuesta complementaria a cualquier declaración o consenso universal que suscite la dignidad humana. Porque en pocas palabras la interacción y articulación de la comunicación y la educación con aplicaciones éticas o en su efecto antropoéticas; impactarán la vida del ser humano en cualquier área en la que se desenvuelva, como la familia, en lo profesional, en su labor académica o científica, entre otros.

En resumen esta combinación se constituye en una fuerza liberadora para esta humanidad que poco a poco pierde las esperanzas. En la familia, mientras se establezcan mecanismos de comunicación en un ambiente de libertad, respeto y tolerancia, se podrá crecer en un ambiente sano y productivo. Por el momento, en retrospectiva examino mi círculo familiar, y de sus resultados me apropio de decisiones en cuanto a nuevas conductas positivas que deseo inculcar en mi vida familiar cuando sea el momento de formar una. En el ámbito profesional, creo que en la medida que exista conciencia de que la vocación, y el desarrollo educativo pueden generar ciudadanos orientados a la construcción de un sistema social más justo y solidario, será posible una práctica comprometida. Es por ello que procuro que cada paso académico y laboral que persigo, pueda ofrecer una “pequeña contribución” a mejorar las condiciones de la realidad en la que me desenvuelvo. En aspectos científicos, cuando se siguen las normativas que involucra el mismo proceso, los resultados de investigaciones o tareas afines serán de beneficio colectivo. Al respecto, es mi interés que mi participación en la Maestría en Comunicación y Tecnologías Educativas, trascienda a través de las propuestas de mi proyecto de intervención educativa con el cual pretendo titularme.

Y para finalizar manifestaré un desacuerdo con Morín (1999), en especial con su título los “Siete saberes necesarios para la educación del futuro”, porque precisamente esa connotación de futuro lleva a postergar nuestras decisiones y acciones, cuando en el HOY o en el presente como humanidad contamos con los ideales, con estructuras sociales definidas, con políticas y recursos para llevar a la praxis el sueño de Morín y de muchos: “Una comunidad Planetaria Organizada”. ¡Sólo falta conocimiento y voluntad!



REFERENCIAS

Magallón, M (2006). Ética y educación en tiempos de crisis. Razón y Palabra (52). Recuperado el 7 de febrero 2009 de
http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n52/mmagallon.html

Morin, Edgar. (1999) Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. UNESCO, Librería El Correo de la UNESCO. Recuperado el 7 de febrero 2009 de
http://cecte.ilce.edu.mx/campus/file.php/51/sesion3/agenda.html

Organizaciones de las Naciones Unidas (2009). Declaración Universal de los
Derechos Humanos. Recuperado el 7 de febrero de 2009 de
http://www.un.org/spanish/aboutun/hrights.htm

Rojas, Raúl (1992) Formación de investigadores educativos. México: Plaza y Valdés Recuperado el 7 de febrero de 2009 de
http://cecte.ilce.edu.mx/campus/file.php/51/sesion3/agenda.html

Torres, Luis (2009). La complejidad humana. Recuperado el 7 de febrero de 2009 de
http://dis.unal.edu.co/profesores/lucas/tgs/Tgs003.pdf

Wikipedia (2009). Pena de muerte. Recuperado el 7 de febrero de 2009 de
http://es.wikipedia.org/wiki/Condena_a_muerte

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